[ Pobierz całość w formacie PDF ]

actuado por consideración hacia ella, como acababa de esforzarse en dejar claro.
El orgullo le decía a Olivia que debía recoger los restos de su dignidad y
marcharse, pero se mantuvo donde estaba.
 He ido a tu casa de St. Charles  dijo . No tenía ni idea de que te habías
mudado. Alan ha aparecido y se ha sorprendido mucho de verme. Me ha dado tu
nueva dirección. Esta es una casa muy bonita, por cierto. Y el barrio también.
 Las habitaciones son grandes  dijo él . Se me pierden los muebles dentro.
Y son por completo inapropiados, por supuesto. El estilo no corresponde. Quiero
sustituirlos, en cuanto tenga un momento.
Unos nuevos muebles que ella no vería ni disfrutaría con él. Un enorme nudo se
le formó en la garganta al pensarlo. Sin confiar en su voz, asintió, tratando de sonreír.
 Probablemente contrate a un decorador  afirmó él.
Escaneado por Yolanda-Mariquiña y corregido por Escor Nº Paginas 144 153
Carole Halston  El orgullo del sur
Lo más probable era que acabase consiguiendo asesoramiento gratis por parte
de una mujer que viviera con él en la casa.
Olivia se sentía cada vez más desgraciada, al borde de las lágrimas. Reeves no
parecía ni sonaba feliz, pero tampoco estaba interesado en reconciliarse con ella.
Aquello era evidente. Lo que quería era que se marchara.
 Bueno, será mejor que me vaya  dijo ella, mirando el reloj como si tuviera
una cita.
 Sí, no quiero entretenerte más  dijo él en tono cortante . Debes haber
quedado para comer.
Se pusieron en pie los dos. Olivia se dispuso a corregir su error, pero una
cortina de lágrimas le ardía en los ojos. Si se quedaba un instante más, se quebraría y
se echaría sollozar delante mismo de él.
 Adiós  dijo con voz trémula, mientras bajaba los últimos escalones.
Las ardientes lágrimas le resbalaban por las mejillas mientras se dirigía al coche,
que era un mero objeto borroso ante ella.
No sabía cómo iba a conseguir ver lo suficiente para salir con el coche de allí,
pero de alguna forma lograría alejarse unas manzanas, hasta donde él no pudiera
verla. Su inmediato objetivo era simplemente llegar al coche, y la ruta más directa era
atravesando el césped en diagonal. Nada más salir del sendero, Olivia se dio cuenta
de que había cometido un error. Los afilados tacones se clavaron en la tierra,
dificultando su avance.
Sólo le faltaba caerse de bruces. No acababa aquel pensamiento de aparecer en
su mente, cuando se le torció el tobillo derecho. Pugnando por recuperar el
equilibrio, agitó los brazos en el aire mientras gritaba. Pero perdió la batalla contra la
gravedad y cayó de espaldas, aterrizando pesadamente en el suelo en posición
sentada.
 ¡Olivia!  Reeves llegó junto a ella inmediatamente y se arrodilló a su lado .
¿Te has hecho daño?
Ella enterró el rostro entre las manos, ahogando un sollozo.
 No, no me he hecho daño.
 ¿Estás segura?
 Por favor. Vete y déjame un poco sola  le rogó ella.
 Déjame ayudarte hasta el coche  sus manos eran fuertes y suaves sobre sus
hombros.
 No, me quedaré sentada aquí un momento. No necesito ayuda.
Reeves suspiró pesadamente.
 Por favor, no llores así  le imploró hoscamente.
 L-lo siento  se disculpó ella, sollozando con más fuerza . No tenía que
haber venido.
Escaneado por Yolanda-Mariquiña y corregido por Escor Nº Paginas 145 153
Carole Halston  El orgullo del sur
 Si te quedas sentada aquí demasiado tiempo, se te va a manchar de hierba ese
vestido tan bonito  sus manos le rodearon la cintura . Venga, deja que te ayude a
ponerte de pie.
 El que se me estropee el vestido es la última de mis preocupaciones  se secó
la cara con las manos, haciendo un esfuerzo por recomponerse.
 Tienes una cita, ¿no?  le preguntó él.
 No, no tengo ninguna cita.
 ¿Y qué hay del médico con el que estabas en la fiesta del doctor Bella?
 No estaba con él. Él estaba allí, sencillamente.
 ¿No estás saliendo con él?
Olivia se sorbió. El interrogatorio estaba secándole las lágrimas.
 Yo fui sola a la fiesta. No estoy saliendo con nadie.
Reeves se balanceó sobre los talones, soltándole la cintura a Olivia.
 Su forma de mirarte en esa condenada foto& pensé que&
 Pues pensaste mal. No he salido con nadie desde que rompimos  reunió el
coraje . ¿Y tú?
 No.
Olivia dobló las piernas y se sentó más cómodamente, mirándolo de frente. Él
se sentó en la hierba también, muy serio y alerta, pero de alguna forma, más accesible
que antes.
 No he venido sólo a darte las gracias en nombre de Sissy  confesó ella .
Quería verte.
 Ha sido un golpe encontrarte aquí  replicó él . Antes había abierto el
periódico y me había encontrado con tu foto con otro tipo. Ha sido como un
puñetazo en el estómago.
 Nunca me he sentido peor recibida que cuando he visto tu expresión hoy.
Él se encogió de hombros en un gesto que era a la vez de defensa y de disculpa.
 Estabas ahí sentada a mi puerta, con ese vestido tan bonito. Mi primer
pensamiento ha sido que probablemente tenías una cita para tomar el «bruñen» con él
y te habías acercado por aquí de paso.
 Me he puesto este vestido para venir a verte.
 Estabas sonriendo para ti por algo.
 El gato de tus vecinos se había acercado a verme y animarme un poco. Me
había dejado anonadada enterarme por Alan de que habías vendido tu piso.
 Ya le había comentado que quería vendérselo antes incluso de que lo nuestro
se fuera al diablo.
 ¿Ah, sí?
Escaneado por Yolanda-Mariquiña y corregido por Escor Nº Paginas 146 153
Carole Halston  El orgullo del sur
 No te dije nada porque habías reaccionado muy negativamente cuando te [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • janekx82.keep.pl